Una supercomputadora es un ordenador con capacidades de cálculo muy superiores a las comunes, que además está orientada a fines específicos. La mayoría de las supercomputadoras se componen de unidades menos poderosas pero trabajando de forma conjunta con un objetivo común, aumentando tanto la potencia del conjunto como su rendimiento.
La unidad de medida usualmente utilizada para expresar la potencia de cálculo de una supercomputadora es el «FLOPs», la sigla en inglés para «Operaciones de Coma Flotante por Segundo» (Floating Point Operations Per Second).
Bautizada así en homenaje a «Clementina» a secas, la primera supercomputadora del sistema científico argentino que funcionó entre 1961 y 1971, la nueva versión tiene una capacidad de cálculo de 15,4 petaFLOPs y será de uso compartido y abierto para investigadores e instituciones de todo el país.
Para graficar la potencia de Clementina XXI, la directora del Servicio Meteorológico Nacional explicó que «un celular de última generación más o menos tiene una capacidad de cómputo de un teraflop», pero como hacen falta 1000 teraFLOP para tener un petaFLOP, «esta computadora que tengo a mis espaldas equivale a tener 15.000 celulares operando exactamente todos en sincronía y con el mismo objetivo».
Con esta potencia de cómputo que es cuarenta veces superior a la computadora más poderosa instalada hasta hoy en Argentina -la Huayra Muyu utilizada por el SMN para hacer su pronóstico operativo y con una capacidad de cálculo de 0.37 petaFLOP-, Clementina XXI se encuentra en el puesto 82 del TOP 500 de supercomputadoras, una lista de referencia mundial y actualización bianual que utiliza la prueba de rendimiento comparativa «Linpack».
Estos megaordenadores son indispensables para estudios de genómica, diseño de fármacos, nuevos materiales, diseño industrial, modelado de cuencas petroleras y gasíferas, el desarrollo de la inteligencia artificial y la ciencia de datos, el modelado de sistemas complejos, la confección de pronósticos meteorológicos, entre otras cosas.
«Hoy es un día que nos emociona porque estamos haciendo un aporte para la ciencia que es lo mismo que decir para el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestra gente – porque para eso sirve la ciencia-, pero también yo creo que es un día para comprometernos a defender (la ciencia), porque después será tarde», dijo el ministro Filmus durante su alocución.
El funcionario aseguró que «los países desarrollados son los que más invierten en ciencia y tecnología», y que «hoy no se defiende la soberanía con los sables, como hace 200 años, sino de la mano de la capacidad que tienen los países de tener el desarrollo científico tecnológico propio».
«No me imagino ningún sector privado en Argentina que pudiera comprar una computadora de 1.700 millones de pesos, por eso el trabajo de esta supercomputadora va a estar también al servicio del sector privado y de hecho el primer «cliente» que se acercó es (el yacimiento) Vaca Muerta que necesita hacer cálculos muy sofisticados para la explotación no convencional de petróleo y de gas», dijo.
Su par de Defensa, Jorge Taiana, destacó que Clementina XXI forma parte del «Plan Estratégico para la Computación de Alto desempeño 2019-2024» que «no es un trazado de páginas entusiastas sino un plan que tiene cumplimiento efectivo», en virtud del cual «se están haciendo cosas» como la Iniciativa Nacional de Super Cómputo adoptada en diciembre de 2021 entre los dos ministerios, el SMN y el Conicet que hoy ve concretada en Clementina XXI uno de sus objetivos.
«Esto es el resultado de la planificación, de la prioridad que se ha dado a la ciencia, de la tarea que ha realizado el ministro (Filmus), de la articulación con el Ministerio (de Defensa), y el Conicet en una estrategia para la recuperación científica tecnológica que se ve, que existe y hoy tiene un nuevo paso completado», dijo.
A su turno el secretario de Articulación Científico Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Juan Pablo Paz, afirmó que si la primera Clementina «podía hacer 60 operaciones elementales entre números reales con expresión decimal» -como sumar, restar dividir o multiplicar- «Clementina XXI hace 15.000 millones de millones de éstas en un segundo» porque «es 250 millones de millones de veces más rápida» que la original.
Paz explicó que «una forma de ilustrar cuán grande es la diferencia» entre ambos ordenadores, «es imaginarse la distancia entre la tierra y el sol medida en milímetros», que equivale a 300 millones de millones de milímetros: Clementina XXI es capaz de «ir y volver» desde la tierra en el mismo tiempo en que la vieja Clementina sólo habría avanzado un milímetro en dirección al astro rey.
«Argentina tiene una trayectoria en informática y computación muy importante y también tiene una comunidad científica consolidada pero nunca en la historia fue capaz de contar (hasta ahora) con un equipo de cómputo que estuviera entre los 500 más poderosos del mundo, ni siquiera. Clementina XXI está entre las primeras 100 del mundo y cuando esté en funcionamiento sería la número 82», dijo.
Es que durante el próximo mes la supercomputadora será sometida a diferentes pruebas por parte de un grupo de ingenieros de la empresa fabricante para después ser puesta «en manos del Sistema Nacional de Ciencia y Técnica para que se use para resolver todos los problemas que requieran de esta herramienta».
Saulo explicó que «la ciencia elabora teorías» que para «ser confrontadas, validadas, aceptadas o rechazadas» deben ser llevadas al plano de la experimentación y Clementina XXI «va a generar la posibilidad de hacer experimentos en todos los campos del conocimiento».
«Gracias a las computadoras, muchas cuestiones que no podemos reproducir en laboratorios porque sería muy caro, pueden ser generadas a través de modelos que simulan sistemas y así se pueden simular ciudades, la atmósfera, y muchas cosas más», dijo.
La posibilidad que de «utilizar esta capacidad de cómputo extraordinaria» que tendrán todos los científicos y científicas permitirá ahorrar en «horas de cómputo» que hasta ahora eran adquiridas a sistemas de cómputos de alto desempeño pertenecientes a otros países.
«Creo que eso también va a agilizar y abaratar los esperados buenos resultados que generen sus investigaciones«, dijo.
Clementina XXI fue adquirida en el marco de la Iniciativa Nacional de Supercómputo, implementada conjuntamente entre las carteras de Ciencia, de Defensa, el SMN y el Conicet, licitada por la empresa Lenovo y financiada por el Ministerio de Ciencia con fondos provenientes de un crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
El nombre de la supercomputadora se inspira en “Clementina”, la primera computadora de uso científico que se instaló en el país en 1960, bajo la gestión del científico y matemático Manuel Sadosky, y la actual representa un nuevo salto cualitativo en el sistema científico tecnológico nacional.