Un 46% del total de víctimas mortales en accidentes de tránsito registrados en el país circulan en motos, mientras el 17% de los accidentes viales y el 8% de los siniestros fatales son atribuidos a distracciones por uso del celular.
Estudios científicos indican que escribir un mensaje de texto mientras se conduce equivale a manejar con un 0,8 g/l de alcohol en sangre, ya que reduce significativamente el tiempo de reacción.
De acuerdo con los datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en 2024 se registraron 3238 siniestros viales fatales, con un saldo de 3894 víctimas reportadas a nivel nacional.
De estas, 1790 eran ocupantes de motocicletas, por encima de los automovilistas (25%), peatones (12%), ocupantes de camionetas (8%), ciclistas (5%) y otros (4%).
El 29% de ese total ocurrió en calles urbanas, un dato que llama la atención ya que no involucra sino factores humanos como la distracción, la falta de respeto por las normas y la convivencia insegura entre distintos modos de transporte.
El informe muestra que el 58% de los accidentes se produjo por colisiones, el 12% por atropellos a peatones, el 11% por vuelcos y el resto por caídas, choques y despistes.
Casi la mitad de estos hechos ocurrieron en rutas y el 48% tuvo lugar durante la noche.
Las estadísticas, basadas en datos contenidos en el Informe Preliminar de Siniestralidad Vial Fatal de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), hablan por encima de las retóricas.
En EEUU mueren por el celular
Y hay que agregar las que llegan de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) de Estados Unidos, donde se le pone número a la mortalidad que ocasiona el uso de celulares al volante: más de 3.300 personas perdieron la vida en 2022 debido a la distracción del conductor como factor determinante.
Hay proyectos que intentan abordar la problemática, tanto del apego de la gran mayoría de la población a la hiperconectividad con los teléfonos móviles, cuanto de que viaje arriba de una moto más de una persona, tal como reveló el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, al anunciar la iniciativa de prohibir que vayan dos ocupantes en el vehículo.
Aunque en este último caso, la peligrosidad se asocia más a la prevención de ilícitos, sobre todo en algunas localidades de mayor actividad de los motochorros, de las 135 del territorio bonaerense.
Sin embargo, en muchas localidades del interior se convirtió en un vehículo familiar y por eso es que se transporta mucha gente a bordo; es normal ver tres, cuatro.
Por eso también la siniestralidad es tan intensa. Pero, además, la falta de servicios públicos de transporte de pasajeros hace que la gente recurra al medio más económico.
Distractor crónico
El caso del celular va más allá de haberse convertido en un dispositivo de comunicación, sino que pasó a ser un verdadero distractor crónico, que se manifiesta de maneras cotidianas: autos que no arrancan cuando el semáforo pasa a verde, maniobras erráticas, frenadas bruscas, falta de atención a señales, ciclistas o peatones.
La dependencia del celular genera una especie de “ceguera vial” momentánea, donde el conductor desconecta por completo su atención del entorno.
En Argentina, el 66% de los conductores admiten usar su celular mientras manejan.
Revisar un mensaje, desbloquear la pantalla o contestar una llamada no solo quita la vista del camino: también interrumpe el procesamiento mental y reduce drásticamente la capacidad de respuesta frente a imprevistos.
Multar a los infractores de la ley que prohíbe al conductor usarlo mientras maneja no contempla la necesidad de una readecuación cultural frente a una adicción colectiva a la pantallita.
“Para tener una referencia concreta: mirar el celular por solo 3 segundos mientras se circula a 40 km/h implica recorrer 33 metros a ciegas. Esa breve distracción puede ser la diferencia entre frenar a tiempo o protagonizar un choque por alcance, una maniobra riesgosa o, en el peor de los casos, una tragedia” explica Pablo Azorin, consultor de seguridad vial.
Las motos y los celulares, enemigos mortales del tránsito en las calles
5 segundos a ciegas
La NHTSA de Estados Unidos hizo asimismo un estudio en torno de la lectura o envío de un texto en pleno manejo: concluyó que aparta la vista de la carretera durante un promedio de 5 segundos.
Si el vehículo circula a unos 55 mph (90 kilómetros por hora), esos 5 segundos equivalen a recorrer la longitud de un campo de fútbol americano completo con los ojos cerrados, subraya en un trabajo hecho sobre los accidentes de tráfico.
Ni siquiera los sistemas de manos libres o bluetooth están exentos de riesgo.
Estudios internacionales han demostrado que este tipo de comunicación, aunque no implique el uso manual del celular, disminuye la atención y la capacidad de análisis del entorno, afectando la toma de decisiones y la reacción ante situaciones de riesgo.
“La seguridad vial es una construcción colectiva. Requiere de educación, campañas, controles, sanciones y, sobre todo, de compromiso ciudadano», sostiene Azorín.
«Conducir no es una actividad secundaria ni mecánica: es una tarea que demanda atención constante, responsabilidad y conciencia. Y hoy, más que nunca, la advertencia es clara: mirar el celular mientras se maneja puede costar una vida” finaliza.
Frente a este contexto, la recomendación consiste en incorporar hábitos que ayuden a reducir la exposición al celular mientras se maneja.
Una guía práctica de prevención:
Silenciar el celular antes de iniciar el viaje para evitar que las notificaciones se conviertan en distracciones.
Activar respuestas automáticas que informen a quien llama o envía mensajes que el conductor está manejando y responderá más tarde.
Planificar el viaje con pausas programadas: conducir durante 2 o 3 horas y hacer descansos de entre 15 y 20 minutos para chequear mensajes o realizar llamadas.
Configurar el GPS con el vehículo detenido, en un lugar seguro, antes de iniciar el recorrido.