La relación entre la Iglesia y el gobierno de Javier Milei comenzó a tensarse con la falta de comida en los comedores. La apertura de la Catedral Metropolitana en una noche fría para brindar en una cena donde para cualquier turista representa el púlpito donde el “padre Jorge” ofrecía misa, resultó una señal concreta hacia las políticas sociales. Francisco recibirá al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, un gesto de la diplomacia vaticana imposible de no evaluar.
El padre Carlos Saracini, párroco de la iglesia Santa Gema, explicó porque los fieles cantaron “la Patria no se vende” y enfatizó que «el país está desangrando».
Saracini dijo que «en la misa que hicimos en memoria de Norita Cortiñas, expresamos que la Patria no se vende, y que nuestro país está desangrando. Esto es parte de la memoria de aquella última cena y de esta cena hoy».
El párroco cuestionó las políticas sociales del presidente Javier Milei y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello pero sin hacer nombres aunque señaló: “el arzobispo de Buenos Aires mandó un gesto con otros curas en la misma catedral y digo, ¿no podrían hacer lo mismo? Y sí, ¿entendés? O sea, es cuestión de ser creativos también, ¿no? De decir la palabra que hay que decir”.
Los curas villeros de manera silenciosa declararon la “guerra Santa” contra Sandra Pettovello y el manejo de los alimentos. A la cena en la Catedral y las declaraciones públicas, seguirán sumando cuestionamientos cuando la pobreza crece.
En una entrevista con Radio Colonia AM 550, el cura destacó la importancia de la comunidad en su labor, señalando que «no es Carlos, es la comunidad pasionista, es la comunidad de la Santa Cruz, que sostiene un espacio de memoria».
En su relato, Saracini rememoró los tiempos de la dictadura y cómo la iglesia de Santa Cruz se convirtió en un refugio para las Madres de Plaza de Mayo. «Desde siempre hacemos memoria y somos de los que creemos que no hubo una guerra, sino que hubo un terrorismo de Estado», afirmó.
Además, el cura resaltó la importancia de la labor social como la solidaridad en tiempos difíciles y para explicar “el país se está desangrando” narró que en la primera parte de la misa es hacer memoria del legado de ellos, trajimos memoria de su vida, de sus rasgos, después leímos el Evangelio, como toda Eucaristía, y después de eso, en el ofertorio, nosotros hacemos un gesto muy importante, que es a la Virgen nuestra”.
Saracini comentó que “le colocamos el pañuelo de las madres, que siempre lo hacía Norita, en este caso, lo hizo Adolfo con dos jóvenes de la parroquia, y después de eso, nosotros empezamos a nombrar las causas donde Norita estaba y entonces después de eso, yo dije, bueno, también una causa que ella estaba convencida, y nosotros también, de que la patria no se vende”.