Patricia Bullrich quiere sentar a Carlos Melconian en el sillón del Ministerio de Economía. El mismo que en los albores de la Democracia, como Director de Deuda Externa del Banco Central, le recomendó al gobierno de Raul Alfonsín desoír las recomendaciones de la Comisión Técnica que investigara el endeudamiento y demostrara las irregularidades de la deuda con el Club de París y la ausencia de registros que justificaran el proceso de estatización de la deuda privada. Elementos estos que permitían repudiar la deuda ilegítima y odiosa contraída por la Dictadura Militar. El paladín Mediterráneo de Melconian sugirió no considerar los argumentos de la Comisión y recomendó, en nombre de reinsertarnos en el mundo, que Argentina reconociera el endeudamiento.
Más adelante en la historia Melconian le hizo juicio a nuestro país, junto a los Fondos Buitres, para cobrar los bonos de Deuda Pública que tenía en su cartera de inversiones. Hoy, Melconian es el referente de la célebre Fundación Mediterránea que, financiada por parte importante de los principales capitales locales y encabezada por la familia Pagani le brindó la célebre experiencia de la Convertibilidad, que Melconian respaldara en su momento, y que significara diez años de crecimiento del endeudamiento, desguace estatal, destrucción industrial, aumento del desempleo y de la pobreza, y que estallara brutalmente en el marco de la devaluación y la confiscación de los depósitos. Convertibilidad que Melconian respaldara y que fuera ejecutada por Domingo Cavallo, quien es hoy uno de los principales promotores de Javier Milei en su cruzada dolarizante y antiestatal.
A la vez Milei aparece acompañado por Roque Fernández y Carlos Rodríguez, paladines también del régimen convertible, y por Emilio Ocampo quien junto a Marcelo Etchevarne trabajaran con Amado Boudou en el canje del 2010, desde la Consultora Arcadia que, de manera silenciosa, manejara información privilegiada sobre esa operación desde el año 2008. Amado Boudou, que hoy acompaña a Massa en las negociaciones con el FMI que profundizan el ajuste sobre la sociedad argentina. Un FMI que ha estado presente en los peores momentos de la Argentina de los últimos 50 años. Una Argentina que es evidente que sigue enredada en el pasado y parece convocada a votar con los ojos en la nuca. Pronunciar la palabra futuro es la única manera de evitar mayor daño sobre un pueblo ya bastante lastimado.